ARROZ EN URUGUAY
Uruguay posee una excelente reputación -a nivel internacional- como país productor y exportador de arroz. Esto ha sido logrado, fundamentalmente, en base a la calidad de producto y procesos: en efecto, los controles aplicados a la producción de la semilla, el uso de tecnología de última generación para los procesos de sembrado, cosecha, secado y de molinería, y los cuidados relativos al transporte y comercialización, han sido la causa principal para el actual posicionamiento en el mercado internacional.
Asimismo, el estricto cumplimiento de los compromisos
asumidos ha generado un ambiente de alta credibilidad con los agentes
internacionales, hecho que se refuerza en el reconocimiento de los compradores y
consumidores de la excelente calidad del arroz uruguayo.
El arroz en Uruguay es plantado desde 1919. Tiene una sola cosecha por año,
abarcando un área aproximada de 150 mil hectáreas y una producción de más de
1 millón de toneladas. El cultivo es 100% irrigado y la cosecha -que tiene
lugar en los meses de marzo a mayo- es totalmente mecanizada y granelizada.
Inmediatamente después de su recolección, la producción atraviesa secadores
que reducen su humedad hasta un máximo de 14%. La temperatura y humedad de este
arroz "paddy" son permanentemente controladas en forma electrónica.
El proceso de molinería se realiza de acuerdo con las órdenes de compra recibidas, no habiendo "carry overs" de una cosecha a la otra. Sin dudas, todos estos cuidados no solo contribuyen a la excelente calidad, sino que hacen a la misma.
Tradicionalmente, el área sembrada se ha localizado en la región este del país. Sin embargo, en la última década la expansión del cultivo abarcó las zonas norte y centro, las que representaban solamente el 9% -cada una- del área total, mientras que en la actualidad representan el 21% y 14% respectivamente.
Los rendimientos alcanzados son de los más altos en el mundo: 6,25 toneladas por hectárea. Hace algunos años, la variedad "Blue Belle", de excelente calidad pero bajo potencial, ocupaba la mitad del área cultivada. En la actualidad, el 60% del área es ocupada con la variedad "Paso 144" y un 30% corresponde a la variedad "Tacuarí".
El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (MGAP) garantiza -a través de controles obligatorios y la emisión de certificados oficiales- los aspectos fitosanitarios de la producción, al cual se suman las agencias internacionales que operan en el país.
La cadena agroindustrial ha logrado un alto grado de integración. A nivel institucional, existen acuerdos entre los cultivadores (Asociación de Cultivadores de Arroz) y los molinos (Gremial de Molinos Arroceros), los que establecen -entre otros aspectos- los procedimientos de análisis del arroz "paddy" recibido por los molinos, asegurando de esta manera la calidad de la materia prima a ser elaborada.
La industria del arroz en Uruguay se compone de más de 20
molinos, una de las cuales produce solamente arroz parboilizado. Las
exportaciones de arroz alcanzan el 90% de la producción nacional y el 10% del
total de bienes exportados, posicionando al Uruguay en el 6° lugar en la lista
de principales países exportadores de arroz a nivel mundial.
El sector industrial cuenta con una capacidad instalada de 200 ton/hora de arroz
"paddy", suficiente para el procesamiento de la producción actual de
más de 1 millón de toneladas anuales.Las exportaciones han experimentado un
continuo ascenso.
Los mercados de destino más importantes son Brasil, Perú, Irán, países centroamericanos como Trinidad y Tobago y Haití, y países africanos como Sudáfrica y Senegal.
Las perspectivas de futuro del sector arrocero uruguayo son alentadoras, a pesar de la situación coyuntural -como consecuencia de las devaluaciones en países asiáticos y en Brasil- que ha afectado el nivel de precios internacionales. En la década del 90 la oferta y demanda mundial de arroz muestran importantes cambios: la producción creció un 12%, el comercio un 100% y el consumo un 14%, mientras que la relación stock/consumo bajó del 17 al 13%.Nuevas estrategias de diferenciación se presentan en el sector para el corto y mediano plazo: la búsqueda por la incorporación de mayor valor agregado y el desarrollo de los co-productos asociados a la producción de arroz. Es aquí donde se presentan las mejores oportunidades de negocios, basadas en una materia prima abundante y de excelente calidad: el arroz del Uruguay.
El arroz es una de las actividades agropecuarias de mayor dinamismo en el Uruguay, al punto que se ha constituido en el tercer rubro de exportación. Un factor clave para explicar este desempeño es la peculiar interacción positiva que ha existido entre el sector primario y el sector industrial.
Esta articulación facilitó definir estrategias que se demostraron correctas para aumentar en forma sostenida la participación del arroz uruguayo en el mercado externo. La institucionalidad se construyó en base a fuertes actores representativos de las fases primarias e industrial de la cadena (ACA y Gremial de Molinos), con una participación importante del sector público. Se generó así un ambiente propicio para el desarrollo de una competitividad que se ha mantenido a lo largo del tiempo, basada en la innovación tecnológica impulsada tanto desde el sector industrial como del agrícola. La industria también jugó un papel importante como facilitadora del acceso de los productores al financiamiento, a los insumos y a otros servicios clave como maquinaria, almacenaje y secado. Una mención particular merece el mecanismo de "precio-convenio" como un instrumento que otorgó condiciones de previsibilidad a la industria en la captación de materia prima, lo que hizo viable la expansión sostenida de sus inversiones. El Estado jugó aquí un papel relevante al establecer el marco regulatorio necesario para hacer operativo dicho mecanismo, a través de la obligatoriedad de registro de las condiciones de todas las operaciones de exportación.
roducción primaria |
El área de arroz presenta un crecimiento continuo e importante desde los comienzos del cultivo en el país en 1931. En los últimos 10 años el incremento de la superficie plantada fue de casi 150%, hasta alcanzar las 205.000 Ha en 1998/99.
El arroz muestra en la década una importante colonización de zonas consideradas "no tradicionales". Así, en 1989/90 la región Norte ocupaba el 9% del área y diez años después había pasado a representar el 21%. Asimismo en la región Centro el área pasó del 9% al 14%, confirmando esta tendencia.
En igual período la producción aumentó casi al 255%, (pasó de 365 mil toneladas en 1989/90 a 1,3 millones de toneladas en 1998/99), y el rendimiento aumentó el 43%, lo que revela una muy importante dinámica tecnológica. La producción creció a una tasa del 8% anual, el área al 5% y el rendimiento al 3%.
La importante variación en el rendimiento se debe principalmente al cambio en las variedades sembradas, adoptándose materiales de mayor potencial. En 1994/95 Blue Belle, variedad de excelente calidad pero de bajo potencial, ocupaba la mitad del área. En 1998/99 prácticamente ha desaparecido, siendo sustituída por materiales de mayor potencial, entre los que se destacan el Paso 144 con 60% del área y Tacuarí con el 30%.
El arroz se cultiva enteramente bajo riego.
El área regada por gravedad incrementó fuertemente su importancia relativa.
Actualmente la mitad del área se riega a partir de represas y la otra mitad a
partir de ríos y lagunas. En el caso de riego por represa, el 82% del área
utiliza únicamente la energía del desnivel y el resto utiliza levantes con
motores a gasoil.
Una característica distintiva del arroz es
que dos tercios del área se cultivan en régimen de arrendamiento y
medianería, sin diferencias apreciables entre regiones. El agua se compra en
menor medida (en el 50% del área), ya que algunos productores arrendatarios
construyen sus propias reservas de agua. Este predominio de agricultura
"nómade" ha tenido consecuencias importantes sobre la eficiencia
del aprovechamiento pastoril de los rastrojos (se instalan pasturas en no más
del 30% del área que queda en barbecho) sobre la sostenibilidad de los
sistemas y sobre el resultado mismo de la explotación, dado el peso de la
renta que cobran los propietarios de la tierra y el agua.
El arroz es un importante generador de
empleo; en promedio se ocupa una persona cada 33 hectáreas de cultivo.
Existen unos 600 plantadores de arroz, en
general altamente mecanizados y con un área media que se ha incrementado y se
ubica hoy entre 200 y 300 Ha.
La participación en el área total de los productores del estrato de 500 a 1000 hectáreas se ha incrementado y han disminuido los que están en el estrato entre 200 y 500 hectáreas, lo que confirma la tendencia al aprovechamiento de economías de escala.
En la actual coyuntura la actividad atraviesa por un escenario con dificultades. La fuerte caída de los precios internacionales y en particular del mercado brasileño se reflejan en niveles de precio interno extremadamente bajos. El impacto adverso que esa situación genera sobre el resultado económico hace prever un descenso de alrededor del 6% en las superficies sembradas en la próxima campaña, quebrándose una prolongada serie de crecimiento continuo. El origen de la caída de los mercados se origina en parte en el descenso de los precios mundiales, pero sobre todo se apoya en factores de la región: por un lado la crisis brasileña y por otro una cosecha arrocera regional muy abundante (con una oferta global superior a la demanda agregada de todos los países) que obliga a ventas mayores en mercados extra-regionales.
Industria |
La fase industrial está formada por 19 molinos arroceros, con una capacidad total de molienda estimada en alrededor de 175 ton/hora de arroz con cáscara (con fuertes diferencias entre las distintas empresas). Desde el punto de vista de la escala de las plantas y su nivel tecnológico la industria se ubica en posición favorable en una comparación internacional.
Los molinos se encuentran distribuidos en las distintas zonas productoras de arroz (Artigas: 8, Salto: 1, Rivera: 1, Tacuarembó: 2, Cerro Largo: 6, Treinta y Tres: 6, Lavalleja: 2, Rocha: 5, Montevideo: 1). La industria ha acompañado el crecimiento instalando molinos, silos y secadores en las nuevas regiones.
Además de realizar el procesamiento y
comercialización del producto los molinos prestan variados servicios a la
fase primaria, como: secado y almacenaje, suministro de agua, provisión de
insumos, maquinaria y equipos, crédito y/o aval frente a otras fuentes
financiadoras y asistencia técnica. Adicionalmente doce molinos cuentan con
plantas de procesamiento de arroz para semilla. Asimismo han colaborado con el
INIA en la investigación y difusión de tecnología del cultivo.
La mano de obra ocupada por la industria oscila entre 1100 y 2000 personas según la época del año. Es una industria poco intensiva en mano de obra, lo que contribuye a generar un escaso valor agregado (un puesto de trabajo cada 100 hectáreas).
Una sola firma, SAMAN, recibe alrededor del 45% de la producción de grano. Le siguen Casarone Agroindustrial con 11%, COOPAR con 7% y "Arrozal 33" con 5%. En los últimos años la empresa Agrocereales, que se dedicaba únicamente a la exportación de arroz adquirió un molino, recibiendo en el año agrícola 1997/98 el 8% de la producción nacional.
Aunque el principal producto de la cadena es el arroz elaborado, desde hace algunos años algunas industrias han comenzado a producir co-productos de arroz: pastas, aceite crudo y refinado de salvado, harina y galletas.
Comercio exterior |
El 90% de la cosecha de arroz se destina a
la exportación. La firma SAMAN lidera las exportaciones con el 40% del total
correspondiente al año comercial 1998/99. Le siguen: Agrocereales (11%),
Casarone Agroindustrial (11%), Arrozal 33 (6%) y COOPAR (4%). El 28% restante
es exportado por molinos menores (12%), por firmas exportadoras (11%, tanto
como arroz con cáscara o bien elaborado en molinos contratados "de
terceros") y por productores individuales (5%, como arroz con cáscara).
Hasta hace pocos años la exportación se
realizaba únicamente por intermedio de los molinos. El proceso de
diversificación reciente se apoya en buena medida en la apertura del mercado
de arroz con cáscara para el Brasil a partir del MERCOSUR. Asimismo, la
disponibilidad de tecnología de menor escala para el acondicionamiento
post-cosecha (secado y almacenaje) ha hecho viable la presencia directa de
productores individuales en la exportación, quienes buscan capitalizar los
altos precios que se paga por el arroz cáscara en el Brasil en ciertos
períodos del año.
Esto ha contribuido al significativo
incremento del peso relativo de las exportaciones de arroz cáscara, que
pasaron de casi 0 en 1988/89 a 14% en 1997/98 de la producción total.
En los últimos años se observa una
incipiente exportación de productos elaborados a partir de arroz: pastas,
aceite crudo y refinado de salvado y harina de arroz.
El principal destino de las exportaciones es Brasil, país hacia el cual se canalizó -en los últimos 5 años- aproximadamente el 70% de las ventas. Otros destinos importantes en los últimos años son Perú, México, Irán y Senegal.
En la década del 90 la oferta y demanda mundiales de arroz muestra cambios importantes. La producción mundial creció un 12% (252 a 394 mill. ton), el comercio creció un 100% (12 a 40 mill. ton) y el consumo creció un 14% (347 a 395 mill. ton). Los stocks finales cayeron de 59 a 51 mill. ton, y la relación stock/consumo pasó de 17 a 13%. Es importante destacar que sólo entre el 5% y el 6% de la producción mundial se transa internacionalmente, lo que hace al mercado del arroz altamente sensible a variaciones en la producción.
Consumo interno |
El consumo interno para alimentación humana
es el 6%. Para semilla se destina el 3% y un porcentaje pequeño y variable va
a subproductos. El consumo per capita se ubica en 11 kg/año de arroz
elaborado.
En el mercado interno el líder es " COOPAR "(y su marca "Blue Patna") con el 53% de participación. Le siguen "SAMAN" con el 36% del mercado, "Casarone Agroindustrial" con el 8% y "Arrozal 33 "con el 1%.
Políticas Públicas |
Una peculiaridad muy relevante de esta
cadena es la que establece el Decreto 29/980, según el cual es obligatorio
que todo molino o exportador de arroz presente a la Comisión Sectorial del
Arroz la información que la misma requiera de todos los negocios efectuados.
Esta norma opera como base para el cálculo del "precio convenio"
que se determina entre agricultores e industriales.
1006.10.10.00 | - Arroz con cáscara para siembra |
0% |
1006.20 | - Arroz descascarillado (cargo o pardo) |
13% |
1006.30 | - Arroz semiblanqueado/blanqueado |
15% |
Institucionalidad |
Los productores de arroz están representados por la Asociación de Cultivadores de Arroz (ACA, fundada en 1947). La industria es representada por la Gremial de Molinos Arroceros.
En 1968 el Poder Ejecutivo declaró de interés nacional el cultivo e industrialización del arroz. En 1973 se creó la Comisión Sectorial del Arroz, compuesta por la ACA, la Gremial de Molinos Arroceros, la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (que la preside), Ministerios y Banco República. El diseño institucional de esta cadena no solo permite dirimir conflictos sino también asegurar contactos interpersonales, generar confianza e intercambiar información, lo que, a su vez, genera externalidades positivas, que contribuyen a explicar el dinamismo observado.
La mayoría de los agricultores se vinculan contractualmente con la industria molinera. Estos reciben un precio final por el arroz (denominado "precio convenio") que opera como un precio promedio; se determina sobre la base de una negociación entre la Asociación de Cultivadores de Arroz y la Gremial de Molinos Arroceros sustentada por información de los negocios efectivamente realizados en el año comercial (procesados en el seno de la Comisión Sectorial). Este precio es tomado como referencia para las determinaciones impositivas.
Previo a la siembra del arroz se firma un compromiso de compra - venta molino - productor, que establece que el precio se fijará con posterioridad a la cosecha y entrega del grano. La fijación del precio pasa por dos etapas: al 30 de junio se establece un "precio provisorio", estimado a partir de los negocios concertados por los molinos desde el 1° de abril hasta el momento, sobre cuya base los productores amortizan los créditos del cultivo. Al finalizar la zafra, en marzo del año siguiente, se liquida el precio final, por acuerdo entre las partes o en su defecto mediante arbitraje.
Además del "precio convenio" existe el llamado "precio de mercado" que surge de negociaciones entre productores e industriales o intermediarios. Este tipo de negociación representa un porcentaje menor del total de la producción, pero se debe destacar su incremento en los últimos años.
La ACA brinda, además "seguros
mutuales" contra granizo y servicios de laboratorio por medio de los
cuales se asegura al productor el conocimiento de la calidad y tipo de grano
que está comercializando.
Visión estratégica |
En el Mercosur se sembraron, en 1998, 4,2
millones de ha de arroz, de las cuales 3,7 corresponden a Brasil. La
producción global de la región alcanzó a 14,4 millones
de toneladas, con un consumo que se sitúa en 12,2 millones de
ton. Los países tienen perfiles
claramente definidos en cuanto a su posición comercial: Argentina y Uruguay
son exportadores mientras Brasil es sostenidamente importador de arroz. El
fuerte crecimiento de la producción en la región, en especial en ambos
exportadores pero también en Brasil, ha generado un escenario de cosechas
regionales habitualmente mayores al consumo global, salvo años con problemas
climáticos serios (como el del ciclo 97/98).
La producción arrocera en Brasil se divide marcadamente en dos tipos de producto, las variedades de arroz "de secano" -de menor calidad- y las aptas para producción bajo riego –de calidad similar a la de Uruguay y Argentina-. La posibilidad de expansión de la producción bajo riego se encuentra limitada por el agotamiento de la "frontera agrícola" en la región sur del país. En los últimos años EMBRAPA ha desarrollado variedades "de secano" de mayor potencial de rendimiento y mejor calidad del producto que podrían llegar a competir en el futuro con las variedades de riego. Estos materiales se están incorporando en condiciones comerciales en la región del "cerrado" (estados de Goiás, Mato Grosso do Sul, etc.) y han mostrado buenos desempeños (aunque beneficiados por veranos benignos).
La posibilidad de expansión de la producción arrocera de calidad en Brasil, sumada al potencial de crecimiento de Argentina y Uruguay obliga a la búsqueda de nuevos mercados que absorban los crecimientos de la producción futura. Este aspecto parece ser la principal limitante para la expansión del cultivo en nuestro país.
En el corto plazo, la caída de los precios internacionales del arroz, fruto de la devaluación ocurrida en los principales países exportadores a mediados de 1997 (Tailandia e Indonesia entre otros) y la crisis del mercado brasileño, llevarán a la producción nacional a competir cada vez más en mercados extraregionales, logrando menores precios a los obtenidos en el promedio de los últimos años. Si como se prevé, Brasil continúa acercándose al autoabastecimiento, el precio extraregional tendría un peso cada vez mayor en el precio interno, constituyendo un cambio por demás relevante para la cadena. De esta forma, la situación internacional y regional determinarían un cuestionamiento de la posibilidad de que el arroz siga creciendo de la forma en que lo hizo en el pasado reciente. Particularmente afectados resultarían los productores que arriendan tierra y agua y aquellos que producen en sitios más marginales, con costos medios más altos.
No obstante, y en una mirada de mediano y largo plazo, el posicionamiento de la cadena arrocera nacional parece ser inmejorablemente favorable respecto de sus competidores regionales. La histórica preocupación por el desarrollo de otros mercados y la construcción de una articulación que identificó espacios para la cooperación de los agentes y permitió al sector industrial enfrentar más cómodamente el comercio exterior, constituye un capital importante. Sin duda, ésta puede ser una base sólida para lograr el acceso a nuevos mercados.
Por su parte, a pesar del aumento de la
participación de los productores exportadores y de las firmas exportadoras,
es razonable esperar que la fuerte integración que caracteriza a esta cadena
se mantenga, al menos en el mediano plazo.
El futuro crecimiento de la actividad de la cadena cuenta a favor con la existencia de frontera agrícola, pero la expresión de ese potencial debe asociarse al desafío de resolver la contradicción entre la saturación del mercado regional y la búsqueda de nuevos destinos.